Discurso de ingreso de Carmen Figueira Triñanes
diciembre 11, 2024Discurso de ingreso de Francisco García-Bobadilla Prósper
diciembre 11, 2024DISCURSO DE INGRESO DE FERNANDO DE SANTIAGO BOULLÓN COMO MIEMBRO DE NÚMERO DE LA ACADEMIA GALEGA DE GASTRONOMÍA
Sr. Presidente, Sres. Académicos, Sras. y Sres.:
En primer lugar mi agradecimiento y satisfacción, por haber sido invitado a formar parte de la Academia Gallega de Gastronomía. Es para mi un honor el poder tomar asiento en la cadeira “ODOARIO”, como justo reconocimiento a
quien sentó las bases de la Ribeira Sacra actual.
Corría el año 750 y gobernando Alfonso I el naciente Reino de Asturias, y en su afán de repoblar Galicia y restituir el culto cristiano, fué nombrado Odoario Obispo de Lugo, siendo el primero tras la invasión islámica. Unos años antes,
el sucesor de Pelayo había librado a Galicia de los invasores bereberes, aprovechando que éstos se habían enzarzado en crueles luchas fratricidas con árabes, sirios, medineses, etc..
En su venida a Lugo, procedente de Africa, Odoario se hizo acompañar de abundante séquito, compuesto por personas de su familia, así como nobles, plebeyos y criados que se habían sumado al proyecto emigratorio del Obispo.
El encargo era repoblar Lugo como la ciudad fuerte y más importante del nuevo reino cristiano y segunda capital de la Monarquía Asturiana. A su llegada a la ciudad se la encontró destruída, despoblada e inhabitable, ya que había sido
incendiada por sus últimos moradores musulmanes.
Una vez reconstruida la ciudad, puso su mirada y esfuerzo en las campiñas próximas, deshabitadas después de la huida de señores y labriegos. Odoario distribuye la propiedad de las tierras entre las gentes que le acompañan, con derecho otorgado por el Rey, para colonizar las comarcas yermas tras el invasor.
Partiendo de la vía que enlazaba Lugo con Braga y que pasaba por las feligresías de Portomarín, Chantada y Carballedo, con conexión al valle de Lemos, pone especial interés en el valle del Miño, recuperando las muras
romanas de los bancales, plantándolos de viñas, olivos y pomares, aprovechando su clima benigno, según él mismo manifiesta. Funda iglesias y monasterios entre los que encontramos el de Diomondi, donde se retira y
muere en el año 786, y el de Atán, éste último con el coto de Pesqueiras, famoso en la Edad Media por sus viveros de lampreas y anguilas.
Hoy, 1.250 años después, quiero rendir homenaje al gran Odoario, en mi doble condición de Académico y viticultor de estas tierras, en reconocimiento a su contribución para que la Ribeira Sacra sea un templo de la Gastronomía, con
sus bosques de castaños y alcornoques, pasto de maravillosos cerdos de raza celta de infinitos sabores, con sus miles de cerezos que semejan valles nevados en primavera, sus higueras centenarias que dan sombra a las
bodegas y sus huertas de tempranos frutos, viñas esculpidas en la roca, de heroica agricultura, y cuyos vinos eran los preferidos de los Césares romanos en las épocas del Imperio y que se exportaban en barcazas que surcaban el río
Miño. Tierras de cocinas monacales y pacegas, con sus grandes lareiras en las que el tiempo se detiene, donde aún se cuece pan de nuestros trigos, se secan castañas y chacinas, se asan pichones y corderos, donde se rinde culto a la
caza y se guisa como en los siglos.
Queridos amigos, al igual que hizo ODOARIO, os invito a que disfrutéis de estas Ribeiras.
Muchas gracias